Salir de la zona de confort
Cómo salir de la zona de confort puede llegar a tener similitudes con dejar las drogas
Coger el coche, despedirte de tu madre, de tu familia y poner rumbo a la otra punta de España no es, en definitiva, una decisión fácil de tomar. Todos te apoyan, saben que estás tomando la decisión correcta, sabes que estás tomando la decisión correcta. Pero aún así hay algo dentro de ti que te dice que no es necesario, miedos e inseguridades que te ponen entre la espada y la pared, impidiéndote que seas quien realmente eres, quien siempre has querido ser.
La zona de confort es una lacra para nuestro desarrollo personal y profesional. No nos deja avanzar, se conforma con cualquier situación y nos intenta convencer constantemente de que no necesitamos más en nuestra vida. No hay que quererlo todo en esta vida, nos dice, no seas tan ambicioso. Sin embargo, siempre hay una parte de nosotros que no se conforma con nuestra situación actual, que quiere mejorar algo de nuestra vida y que no se contenta con lo que tiene. Estas dos fuerzas interactúan entre sí en una especie de “juego de la soga” donde la más fuerte será la que gane. Lo ideal sería deshacernos completamente de la zona de confort, hacer que desaparezca, pero seamos sinceros, eso no pasará nunca. Pero no nos desesperemos, todavía nos quedan dos alternativas: debilitar la zona de confort y aumentar nuestra motivación
Debilitar la zona de confort
La zona de confort funciona a la inversa que un músculo, es decir, se fortalece conforme menos cosas hacemos. Ese trabajo que rechazaste por estar demasiado lejos aunque suponía una oportunidad fantástica, ese viaje que no hiciste por no conocer el idioma local o ese concurso al que no te apuntaste por no tener los conocimientos necesarios, han ayudado a fortalecer tu zona de confort.
Después de pasar mucho tiempo dentro, salir de ella puede llegar a convertirse en una situación angustiante: ansiedad, estrés, desmotivación, … Parece todo lo contrario a lo que se nos prometió cuando nos recomendaron salir de ahí. Es bastante curioso la similitud que tiene con aquellos que intentan dejar las sustancias estupefacientes o el tabaco: náuseas, mareos, cansancio, irritabilidad…
Esto no ayuda a evitar la recaída y provoca que tan pronto sintamos estas sensaciones, queramos volver a nuestra situación inicial. No obstante, conforme vamos logrando cambios, vamos alcanzando metas y vamos consiguiendo aquello que nos propusimos, la zona de confort se hace cada vez menos resistente. Y como no todo sale bien a la primera, aquí tienes algunos consejos que te pueden ayudar a debilitar tu zona de confort:
Comparte tus metas con cuanta más gente mejor. Tendrás esa presión social de sacarlas adelante solo por no quedar mal delante de todo el mundo.
Nada de planificaciones, empieza a lo brusco, llévate la primera dosis de realidad cuanto antes.
Haz pequeñas cosas que de normal no harías. ¿Te da palo ir al gimnasio? Proponte subir por las escaleras esta vez en vez de coger el ascensor.
No digas que no a ningún plan/decisión que se alineé con tus objetivos, aunque en ese momento no te apetezca.
Rodéate de gente que sale constantemente de su zona de confort o que se mueven fuera de tu zona.
El objetivo no es terminar durmiendo en una cama de púas, por lo que no hay que seguir los anteriores consejos 24/7. Solamente utilízalos en aquellos momentos en los que necesites un extra de ayuda para salir de la comodidad.
Fortalecer nuestra motivación
La segunda parte es más sencilla y menos dolorosa que la anterior: mejorar nuestra motivación. Esta es como una montaña rusa de emociones que sin que lo esperemos, sube lentamente hasta la cima o cae trepidantemente al vacío.
Mientras que los consejos anteriores sirven para lanzarnos a hacer cosas, los que vienen a continuación sirven para que no nos demos la vuelta y nos mantengamos fuera de nuestra zona de confort el máximo de tiempo posible:
Anota tus progresos o sigue una lista de objetivos en la que vayas marcando aquello que vas consiguiendo. Esto te ayudará cuando sientas que no avanzas en lo que te has propuesto.
Comenta tu situación con personas de confianza y no tengas miedo a pedir feedback si el caso lo requiere.
Conversa con personas que han conseguido lo mismo que tu te estás proponiendo.
Disfruta del camino, porque si realmente no lo estás haciendo, todo lo demás carece de sentido.
De todo lo anterior, lo más importante para mí es nunca perder de vista el progreso que has obtenido. En muchas ocasiones no nos paramos detenidamente en echar la mirada hacia atrás y ver por todos los sitios por donde hemos pasado hasta llegar hasta donde estamos ahora. Este es un buen ejercicio que todos deberíamos realizar al menos una vez al año a lo largo de nuestra vida.
¿En qué ponerlo en práctica?
Ya para terminar, si quieres poner en práctica todo lo anterior pero no sabes con qué, aquí van algunos casos más allá de los típicos:
Meditar todos los días y tener una mayor atención plena
Lanzarte a conocer nuevas personas (tanto a nivel personal como profesional)
Aprender sobre un tema todas las semanas
Mudarte lejos de casa
Buscar y potenciar tu Skill Stack
Así que ya sabéis, never settle
Create your profile
Only paid subscribers can comment on this post
Check your email
For your security, we need to re-authenticate you.
Click the link we sent to , or click here to sign in.