Centrarse
Encontrar el equilibrio o estado emocional adecuado para desenvolverse bien en un lugar, ambiente o situación.
Siempre he sido una persona inquieta por naturaleza. He empezado mil proyectos de los cuales ninguno continúo hoy a día de hoy. Leí por ahí que la parte más complicada de emprender era empezar, y yo me lo tomé al pie de la letra. Muchas de estas calentadas acabaron en frustraciones, cansancio emocional y un fin de semana jodido.
Esta inquietud me ha dado muchas cosas buenas. He aprendido, y mucho, sobre diversos temas. Me especialicé en desarrollo web cuando en la carrera de ingeniería aun me enseñaban a inicializar variables. Pude ir diez pasos por delante, lo que me facilitó bastante para ganarme unos euros extra todos los meses. En realidad todo giraba en torno a eso. En realidad solo suplía una necesidad que tenía en ese momento: dinero. Eres joven y manda cojones que lo único que no tengas es dinero.
Ahora, con trabajo y con la necesidad monetaria satisfecha, las cosas cambian. El espíritu emprendedor que llevo desde bien joven no se ha apagado, pero si se ha encerrado en la comodidad de una nómina asegurada a final de mes. No me malinterpretéis, me gusta mi trabajo, me gusta lo que hago en mi día a día, pero es muy diferente a como me veía a esta edad con 15 años, ni mejor ni peor, simplemente distinto.
Aun así, mi instinto más primario sigue intentado forzarme a buscar nuevas ideas de negocio. Puedo pasar horas delante de una página de Notion en blanco forzando algo que no llega. Y que cuando acaba llegando, me acabo desanimando antes de terminar nada. Así que a partir de ahora me he propuesto centrarme en 4 cosas:
El trabajo (tanto en horas laborales como en seguir creciendo profesionalmente fuera de la oficina)
Una newsletter que llevo con unos amigos
El deporte
La meditación
Los dos primeros son proyectos profesionales, los dos últimos, personales. Se acabó el intentar abarcar más, por lo menos por ahora. Son cuatro aspectos de mi vida en los que todavía tengo mucho que mejorar y que van a ocupar demasiado tiempo en mi día a día como para centrarme en lo primero que se me venga por la cabeza.
Esto no va a ser un blindado a mis ideas. Como siempre, seguirán llegando. Pero solo les prestaré atención si vienen a mí en sucesivas ocasiones repetidas en el tiempo. Lo que quiero es dejar de dedicar tiempo a la primera chorrada que se me venga a la cabeza, no dejar escapar ideas que son realmente buenas.
Con este cambio de mentalidad pretendo conseguir dos cosas principalmente: conseguir ser mejor en los cuatro objetivos mencionados anteriormente y lograr una mayor paz mental.
Porque ya lo dice el refranero español: el que mucho abarca, poco aprieta.